EN LA DEFENSA D'UNA SANITAT PÚBLICA SOCIALMENT EFICIENT

dilluns, 27 de juliol del 2020

FoCAP: DECÀLEG PER UN SISTEMA NACIONAL DE SALUT DE CATALUNYA

 

Decálogo para un Sistema Nacional de Salud de Cataluña LA SALUD DE LA COMUNIDAD Y LAS PERSONAS EN EL CENTRO DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD DE CATALUÑA

en catalàn: https://focap.wordpress.com/2020/07/14/decaleg-per-un-sistema-nacional-de-salut-de-catalunya/

A raíz de la pandemia de Covid-19 se han puesto en evidencia las fortalezas y debilidades de los sistemas sanitarios y estos han entrado en la agenda política y en el debate social. El modelo que ha funcionado hasta ahora en Cataluña, definido por la LOSC de 1990, está agotado y a lo largo de los años ha demostrado graves problemas para responder adecuadamente a las necesidades de salud de la población, así como para conseguir un óptimo aprovechamiento social de los recursos que se dedican. En la actualidad, la sanidad catalana ocupa uno de los últimos lugares en las clasificaciones comparativas entre comunidades autónomas. Ante los viejos y nuevos retos que deben afrontar los próximos meses defendemos:

1. Convertir el Servicio Catalán de la Salud en el Servicio Nacional de Salud de Cataluña (SNSC)

Un SNSC que planifique, gestione y evalúe todos los servicios que lo constituyen. Que dé cobertura universal a todas las personas que viven en Cataluña. Con provisión totalmente pública porque se ha demostrado, nuevamente ahora durante la pandemia, que son los servicios públicos los que están mejor preparados para dar respuesta a las necesidades sanitarias de la población. Un sistema transparente donde sea posible seguir la trazabilidad del dinero público y el control democrático de su uso.

Desaparición del CatSalut, porque en un SNSC con recursos sanitarios propios y con las funciones de planificar, gestionar y evaluar que le son propias, es innecesario.

Revisar y reordenar el gasto sanitario de manera que se aleje de los actuales criterios mercantiles y optimice los recursos disponibles.

2. Desaparición del Sistema Sanitario Integral de Utilización Pública de Cataluña (SISCAT) y establecer un plan de nacionalización de todos los servicios.

Integración en el SNSC los centros y entidades sin ánimo de lucro como entidades propias de la Generalidad. Excluir los centros y entidades con ánimo de lucro de la provisión pública (salvo en situaciones excepcionales).

La colaboración público-privada y la entrada en el SISCAT de empresas con ánimo de lucro ha demostrado ser una fuente de ineficiencia y corrupción que el CatSalut ha sido incapaz de controlar.

Actualmente el 50% del gasto del Departamento de Salud acaba en manos privadas y fondos de inversión, y sin lugar a dudas tendrá una mayor rentabilidad social si este dinero se destina a recursos públicos.

3. Un SNSC financiado con los impuestos y que integre todos los subsistemas actualmente existentes.

Que garantice una sanidad justa e igual para todos sin privilegios ni ley de cuidados inversos.

Integración de la salud laboral en el SNSC con aportación de las actuales cuotas patronales para su financiación. Eliminación de los seguros pagados con fondos públicos (MUFACE, ISFAS, MUJEJU, etc.) que dan cobertura a colectivos de funcionarios, empleados públicos y parlamentarios.

4. Un SNSC que ofrezca una atención basada en procedimientos de eficacia demostrada, de mejor balance coste-efectividad y que vele por la seguridad de las personas atendidas.

Revisar la cartera de servicios y prestaciones de productos sanitarios y farmacéuticos para ajustarla a criterios de efectividad y eficiencia tanto en las actividades curativas como preventivas. Elaboración de un plan de des-medicalización. Desarrollo de una agencia pública de evaluación de tecnologías, productos y servicios, que debe informar antes de una nueva incorporación o financiación pública.

5. Un SNSC primarista en el que la Atención Primaria y Comunitaria constituya la base y centralidad del sistema.

Después de una década de infradotación presupuestaria proponemos recuperar una financiación digna de la APS y destinar, como mínimo, el 25% del gasto sanitario público a los equipos de Atención Primaria. Recuperar y reforzar los vínculos con la población adscrita y las dimensiones y requisitos que dan valor y evidencia de buen servicio a la salud de las poblaciones: Accesibilidad, longitudinalidad, globalidad y coordinación con el resto de niveles asistenciales. Asunción por la APS de todas las actividades asistenciales que se producen en el entorno comunitario: atención domiciliaria, los centros residenciales ... Por eso hay que aumentar la dotación de personal e impulsar los roles y la responsabilidad compartida de las diferentes profesiones, en especial de la enfermería.

Dar a la AP el prestigio social y académico que le corresponde, empezando por la universidad con la creación de departamentos de medicina de familia en las facultades de Medicina, y hay que hacerla una especialidad atractiva para los mejores profesionales.

Es imperativo retroceder en la tendencia a que dispositivos como el 061 o el SEM ocupen una centralidad y unas funciones que no les corresponden, como son hacer de puerta de entrada al sistema, hacer seguimientos clínicos o hacer prevalecer el criterio asistencial por delante del criterio del / de la profesional referente.

Necesitamos un sistema sanitario que ponga el cuidado y el acompañamiento en el centro. Una AP que trabaje coordinadamente y conjuntamente con la red de atención sociosanitaria.

Todo un cambio paradigmático que debe ser hecho y dirigido desde la AP.

6. UN SNSC que supere el hospital-centrismo y reordene la red hospitalaria de Cataluña. Creación de Hospitales adecuados al siglo XXI y reforma profunda del terceriarismo.

Cataluña no necesita más hospitales, incluso hay que revisar la adecuación de algunos que tienen un número ínfimo de camas de agudos. Necesita que los hospitales adecuen su actividad a las necesidades de la población que atiende, básicamente a todo aquello que por su complejidad, necesidad de tecnología o de experiencia focal, sobrepase las atribuciones de la APS. El SNSC necesita hospitales de futuro, que asuman lo imprescindible, dejen el resto de procedimientos y patologías en la APS, y se coordinen bien con esta para dar una respuesta ágil a los problemas de salud.

 

Hay también concentrar (en vez de diversificar como ocurre actualmente) el terciarismo, tanto con respecto a las elevadas necesidades tecnológicas como de profesionales altamente cualificados y con experiencia.

7. Un SNSC con sistemas de Salud Pública fuertes y bien coordinados con la APS

Se debe comenzar por aumentar el presupuesto de Salud Pública (SP) y dotarla de estructuras adecuadas para que pueda trabajar en el terreno y sea capaz de hacer frente a futuras olas de la actual epidemia o a nuevas pandemias. La SP debe estar muy bien coordinada con la APS, hasta el punto que hay que pensar en la creación de organismos estables de coordinación entre los dos sistemas.

La SP debe velar por la aplicación de «Salud en todas las políticas», y en este aspecto es quien debe orientar las actuaciones del Departamento de Salud y del resto de Departamentos de la Generalitat, porque la salud depende sólo en una pequeña parte del sistema sanitario y en gran parte de las condiciones de vida y trabajo de las personas y de factores medioambientales.

8. Condiciones laborales justas y estables por los trabajadores y trabajadoras sanitarias

Mejorar las condiciones de trabajo y sueldos de todos los trabajadores sanitarios. Conseguir contratación estable, eliminando la precariedad para evitar los continuos cambios de puestos de trabajo, lo que dificulta la constitución y estabilidades de los equipos y el vínculo con pacientes y compañeros.

Que todos y todas las trabajadoras de los dispositivos sanitarios sean consideradas trabajadoras sanitarias y que ninguno de aquellos sean externalizados (trabajadoras de limpieza, de cocina ...).

Todas las trabajadoras del sistema público deben tener un solo convenio laboral, para reducir las desigualdades actualmente existentes.

Hacemos mención específica a mejorar las condiciones laborales de médicos, médicas, enfermeros y enfermeras en formación, y mejorar también la formación y las condiciones laborales del personal administrativo sanitario.

Desarrollar políticas de igualdad de género para romper el actual techo de cristal que impide la progresión laboral y profesional de las mujeres.

9. Direcciones comprometidas y democráticas

La gestión empresarial impulsada en los servicios sanitarios de Cataluña desde hace años ha creado un seudoliderazgo que en vez de estimular el buen hacer de los profesionales y dirigirse a la consecución de los objetivos del sistema y a la atención a la salud y cuidado de las personas ha constituido una rémora y una fuente de desconfianza por el profesionalismo.

Urge una regeneración de las direcciones a todos los niveles, con recambios masivos y potenciar el funcionamiento democrático de los equipos y la autonomía de gestión.

Con la desaparición del CatSalut deberían desaparecer las formas de gestión gerenciales. El gerencialismo y la gestión empresarial exclusivamente basada en la eficiencia de los servicios sanitarios ha sido una fuente permanente de desconfianza y descontento de los trabajadores y trabajadoras sanitarias y ha ido en detrimento de planificar los servicios en función de las necesidades sanitarias de la población.

10. SNSC que entienda, tenga en cuenta y se enfoque hacia los determinantes de la salud, y la salud de la comunidad. Con participación comunitaria y coordinado con las redes comunitarias

Un SNSC organizado sobre la base de entender que la salud no es una cuestión individual sino colectiva y que depende sobre todo de condiciones sociales, económicas y políticas. Es por eso que como SNSC debe preocuparse por los determinantes sociales de la salud y trabajar de forma integrada en y con la comunidad y sus redes sociales.

Impulsar la participación comunitaria en los dispositivos de salud, sobre todo con la creación de Consejos de Salud de los Centros de APS y con la presencia de los profesionales sanitarios en las redes de autoorganización ciudadana con un rol de consultores y colaboradores. Son las personas, como protagonistas de sus vidas, las que conocen las carencias que el sistema sanitario presenta hacia la cobertura de su salud. Es la ciudadanía la que debe marcar conjuntamente con la APS, como primer nivel asistencial, las líneas de trabajo para mejorar la salud de toda la comunidad.